MUÑECO DE NIEVE

 

En la hondura de un bosque de montaña,

entre los altos troncos de coníferas,

junto al claro remanso de un arroyo,

medio desmoronado,

contempla otra vez cómo cae mansamente la nieve.

AL FINAL DEL VERANO

 

En la deshilachada trama de la rutina,

como insectos en la tela de araña,

en silencio, se debaten los objetos.

Yo los escucho;

día tras día, mes tras mes, año tras año.

Alguno a veces se zafa y ante mí se presenta

novedoso, cargado de sentido

-los girasoles negros, los cardos dorados-,

y en el acto, como si se trabaran en la lucha restregándose

dos cuerpos, comienza el toma y daca

del poema.

Y queda luego el objeto exhausto, conocido,

a las lluvias de otoño abandonado.

¿QUIÉN CONSTRUYE LA MAÑANA, sol, tú o yo?

¿Quién cada día levanta, sobre la tierra negra,

sus pilares transparentes?

Tú sin duda eres muy poderoso;

tu pértiga te eleva a gran altura,

y tu luz se abre paso como el ave

o como lava viva si es preciso.

Yo tengo la mirada.

Mi mirada sostiene tu palacio

de porcelana y nácar.

Cuando cierre los ojos, 

profunda la negrura caerá en torno,

como alivio a esta colosal fatiga,

más que la negra noche y la pez de la tierra.

UN POCO DE HIELO sobre el rastrojo, la tierra,

el alba también pálida,

como un ojo sangriento el sol deslizándose

en el horizonte,

como una perla roja en la leche helada,

en la curva del río,

extraviado.

 

 

 

MIRA CÓMO ECHAN FLORES los arbustos, los árboles pequeños,

blancas, rosas, huellas de claridad en la distancia.

Llega la primavera porque no hay más remedio;

jaramago blanco, amarillo -siguen

moviendo tierras, llueve

sepiolita.

LLUVIA Y BARRO salpicado,

carreteras secundarias.

Tercamente pasan las estaciones,

y todo lo que era nuevo se hace viejo,

pero no nosotros,

lanzados hacia un futuro que nadie conoce:

qué significan las hojas secas

de nuevo sobre los setos,

quién puede tener la calma

frente a un espejo que no nos refleja.

Y giramos en vano, amasando la nada,

llevándola como una flor de pétalos cerrados

que entregamos aún nueva a otras generaciones.

Lluvia y noche cerrada

por carreteras secundarias.

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